El ozono es 10 veces más potente que la lejía o el cloro, destruye virus, bacterias, gérmenes, nemátodos, hongos y otros microorganismos a menor concentración y tiempo de contacto que con productos químicos. Con concentraciones de ozono de 0,1-0,2 mg/L.min, se consigue una inactivación del 99% de rotavirus y polivirus, entre otros patógenos estudiados, pertenecientes al mismo Grupo IV de los Coronavirus.
Su naturaleza fuertemente oxidante lo convierte en una herramienta de especial utilidad en la industria agro-alimentaria, ya que, a su alta eficacia en la eliminación de microorganismos y compuestos químicos contaminantes, se suma la gran ventaja que supone no dejar residuos: el ozono se descompone rápidamente en O2.
Debido a su capacidad oxidante, así como a su inestabilidad, que hace que revierta rápidamente en oxígeno, se puede usar el ozono en cualquier proceso que haga necesaria una desinfección rápida y eficaz.:
En aire, el ozono es usado para desinfectar ambientes interiores, a fin de asegurar la calidad microbiológica del aire, así como para el control de olores: cámaras frigoríficas, desinfecciones alimentarias en seco, gimnasios, plantas de gestión de residuos, etc.
Disuelto en agua se utiliza para potabilización, recuperación de aguas residuales para riego y usos recreativos, lavado en Industria Alimentaria de alimentos y útiles de trabajo en contacto con estos, lavado de ropa (en lavanderías industriales, de colectividades o particulares), agua de riego, lavado de gases, elaboración de hielo, control de Legionella, etc.
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